Después de haber dado el pistoletazo de salida a la Navidad, con las luces navideñas ya encendidas, los árboles de navidad ya decorados y los belenes ya puestos, seguimos con esta sección especial de “recetas navideñas”.

Hoy os traigo un bundt cake muy especial y muy especiado. Un bundt cake con unos sabores que si me preguntáis hace unos años os hubiera dicho que no eran santo de mi devoción, pero que ahora me encantan. Me estoy refiriendo al jengibre, del que siempre había renegado y que desde que probé unos cupcakes de jengibre y canela de mi querida amiga Mariana de The Cake Queen, cambié de opinión.


Tanto los bizcochos como las galletas de pan de jengibre o pan de especias, son tradicionales de la repostería navideña del norte y centro de Europa. Tienen un característico sabor especiado que les aporta el jengibre y el resto de especias que se utilizan para su elaboración. Además para endulzarlos se usa melaza o miel y así dependiendo el tipo que utilicemos, serán más contundentes o más delicados.

Dice la historia que fue un monje armenio en el siglo X el primero en preparar el pan de jengibre. Posteriormente cuando se trasladó a vivir a Francia, enseñó a los sacerdotes franceses a prepararlo y a partir de ese momento se extendió por toda Europa.


El jengibre también es una especia muy utilizada en Estados Unidos, sobretodo en invierno, en época navideña, para preparar las galletas con las que luego se construyen las "casitas de jengibre" o los “gingerbread man” para colgar en el árbol de navidad.

Algunos países europeos tienen variantes de esta galleta o bizcocho como por ejemplo el “pain d’ épices”, un clásico de la gastronomía francesa, a medio camino entre un pan y un bizcocho, que a menudo se traduce como pan de jengibre y que es un pan elaborado con gran cantidad de miel y especias, y que se puede acompañar con alimentos salados como el foie gras, así como con alimentos dulces como la mermelada de naranja.


Ya el año pasado preparé un naked cake de pan de jengibre, en esta ocasión acompañado con una crema de queso, que estaba delicioso y que hacía que este bizcocho, ya de por sí aromático, tuviera un aporte extra de sabor con el frosting de queso crema y canela.

Total que aprovechando la ocasión, estreno uno de los dos moldes que compré en la tienda on line de mis amigos de Dulcemisú. Otro de mis moldes de Nordic Ware, el “Star Vintage”, una preciosa estrella que es uno de los últimos lanzamientos de la marca americana.



INGREDIENTES

• 150 gr. de miel
• 125 ml. taza de café expresso
• 310 gr. de harina para todo uso 
• 2 cucharaditas de levadura ½ cucharadita de sal 
• ¼ cucharadita de bicarbonato 
• 1 cucharada de café en polvo instantáneo 
• 2 cucharaditas de jengibre molido 
• 1 cucharadita de canela molida 
• ⅛ cucharadita de nuez moscada recién rallada 
• ⅛ cucharadita de clavo molido (yo no lo he echado) 
• 280 gr. de mantequilla a temperatura ambiente 
• 260 gr. de azúcar moreno 
• 3 huevos tamaño L más 2 yemas
• Azúcar glacé (para la decoración)

ELABORACIÓN

Precalentamos el horno a 180º C y engrasamos un molde de bundt cake con mantequilla derretida. Reservamos.

En un recipiente mezclamos el café caliente con la miel y reservamos.

Tamizamos la harina, la levadura, la sal, el bicarbonato, el café en polvo y las especias y mezclamos bien todos con una cuchara. Reservamos.

En el cuenco de la batidora de pie batimos la mantequilla a velocidad media hasta que esté suave. Añadimos el azúcar moreno y batimos unos 5 minutos hasta que la mezcla aumente de volumen y esté esponjosa.

Añadimos los huevos de uno en uno batiendo bien antes de cada nueva adición para que estén bien mezclados.

Bajamos la velocidad al mínimo y empezamos a añadir alternativamente los ingredientes secos y el café, comenzando y terminando con la harina. Batimos bien hasta que todos los ingredientes estén perfectamente integrados.

Vertemos la masa en el molde y dejamos que la masa se asiente. Damos unos golpes contra la mesa poniendo un trapo debajo para que la masa se reparta bien dentro del molde.

Horneamos 45 minuto o hasta que introduciendo un palito en el centro del bizcocho este salga limpio.

Dejamos enfriar el bizcocho sin desmoldar sobre una rejilla durante 10 minutos. A continuación desmoldamos y dejamos que se enfríe por completo sobre una rejilla.

Cuando esté frío espolvoreamos con azúcar glacé para crear un efecto como si se tratara de nieve.


Qué aroma tan delicioso deja este bizcocho mientras se está horneando. La casa huele a Navidad, y las niñas no hacen más que preguntar: ¿cuánto falta? igual que cuando eran pequeñas y salíamos de viaje...


Qué os parece si os sirvo un trozo de este jugoso bizcocho con un chocolate bien caliente. El tiempo lo está pidiendo a gritos... Ya empieza a hacer frío en Madrid y un trozo de este bizcocho, resucita a cualquiera.